ESPOSAS DORADAS
Detrás de la medalla de oro de David Jiménez en los 52 kg y de José Moya en los 81 kg hay dos mujeres que forman parte de su éxito. Nos referimos a sus parejas, Daniela Cubillo y Michelle Palma, respectivamente. Podríamos decir que son la otra mitad del boxeador, ya que no es solo la parte de entrenamiento la clave para ganar sino también esa parte emocional y familiar que los empuja a darlo todo en el ring. Y ni qué decir de sus hijos como otra gran fuente de inspiración.
Nos dimos a la tarea de preguntarles a ambas cómo viven cada vez que sus esposos saltan al ring y coinciden en que los nervios las matan, pero todo eso se borra cuando ven a sus amores levantar los brazos por la victoria.
“Cada vez que veo a José en una pelea me da demasiado estrés, siento un vacío en el estómago y hasta ganas de vomitar me dan. Todo me tiembla y lo único que deseo es que termine rápido la pelea y que José sea el ganador. Con eso ya se me pasa todo y me da demasiada felicidad”, dijo Michelle Palma, quien tiene seis años de estar al lado de Moya en las buenas y en las malas.
“Me da un poco de nervios, pero siempre lo pongo todo en manos de Dios para que me lo baje con bien y ante todo me pongo feliz y bajo a todos los ángeles del cielo”, afirmó Daniela Cubillo, esposa de Jiménez.
Las dos damas acotaron que no tienen amuletos solo le piden a Dios que saque bien librado a sus boxeadores.
“Lo que hago en media pelea es repetir ‘Dios que José gane, Dios que José gane’, lo repito una y otra vez. Y antes del combate siempre lo paso motivando, que suba seguro de sí mismo y si la pelea es acá voy a verlo”, apuntó Palma.
“Sé que él es un profesional en lo que hace, aunque yo le digo antes de cada pelea que suba la guardia y tire mucho, que dé lo mejor de sí mismo”, aseguró Cubillo.
-¿Se sienten parte del éxito de esta medalla de oro en el Centroamericano?
“Claro que me siento parte de este triunfo, yo paso motivándolo para que siga adelante, siempre le digo que no deje el boxeo, es algo que desarrolla mucha disciplina. Para uno a veces es difícil porque tiene que salir a campamentos y competencias fuera del país, pero él sabe que acá lo esperamos. A él lo hace feliz el boxeo y a mí también”, respondió Palma.
“Me siento la mujer más orgullosa y feliz y me siento parte del éxito”, sintetizó Cubillo.
Tras cada pelea Palma y Cubillo reconocieron que les gusta complacer a sus boxeadores con buena comida.
“Gane o pierda después de algún torneo salimos a comernos algo, pero la comida nos sabe más rica cuando celebramos un gane”, reveló Palma
“Le hago su comida preferida que es la lasagna o bien su pastel de chocolate”, finalizó Cubillo.
Ellas viven al máximo la adrenalina fuera del ring.