ALLAN HERNÁNDEZ: EL CHICO QUE CAMBIÓ LA CALLE POR UN RING


La palabra pelear ya venía en el ADN de Allan Hernández, el problema es que de niño su visión estaba un poco equivocada, ya que le encantaba “agarrarse” con sus compañeros de escuela como si estuviera en una verdadera pelea de boxeo. Luego, la calle lo exprimió, experimentó la vida de los vicios y malas juntas y como él mismo lo define “era una persona muy pero muy mal portada”.

Pero Dios siempre tiene un propósito y ese gusanillo constante de querer combatir lo llevó a conocer la disciplina del boxeo. Según cuenta Hernández en 2010 él hacía natación en Plaza Víquez y ahí conoció al entrenador Víctor Meneses, quien se lo llevó al ring. Hoy es uno de los boxeadores que prometen de la cantera de Desamparados.

“Mi pasión siempre ha sido el boxeo, la verdad que me gustan los golpes, solo que ahora lo veo como una disciplina, un deporte que me ayudó a salir adelante, a dejar las malas juntas y ser otra persona”, dijo Allan, de 21 años de edad.

Vive en un barrio conflictivo, sector 7, de Los Guidos de Desamparados, sin embargo, se mantiene firme en no tomar el camino fácil. Su visión es seguir triunfando luego del oro obtenido en el Centroamericano elite en los 56 kg.

“Tengo claras mis metas, seguir en la Selección y demostrarle a la gente que no cree en mí que sí puedo llegar a ser el mejor de mi peso”.

Como la mayoría de los boxeadores, Hernández la pulsea, trabaja de 6 am a 2 pm en la Municipalidad de Desamparados, específicamente en el mantenimiento de parques. Tras el trabajo se va a entrenar por un par de horas.

“Sí nos encargamos de los parques, yo zanjeo, hago concreto, macheteo, de lo que se ocupe hacer. En la Municipalidad me conocen y me preguntan siempre por las peleas”, sintetizó Hernández.

Es tanto su amor por el boxeo que no teme en decir que “moriría feliz si me matan de un golpe en el ring”.

Hernández tiene su fuente de inspiración cuando pelea: “mi novia y mi futura hija que nacerá el próximo mes, ellas me dan fuerza para seguir adelante”.

Allan es fiel ejemplo de llevar los golpes de la calle al ring y disfrutar sanamente del deporte.